
Entrevista con Manolo Betancur
Por Mauricio Aranguren.
Cartagena, Colombia.
En el mes de febrero de este año recibí una llamada de Manolo: “Mauro, se complicó el viaje a El Darién (frontera Panamá-Colombia – Zona de migrantes), ahora vamos para un pequeño pueblo en Sucre Colombia, se llama Las Brisas. ¿Quieres unirte a la misión humanitaria?” -me preguntó- y le dije: “si, claro, vamos!”
No sabía específicamente con quién venía Manolo y qué íbamos a hacer allí. Tenía claro que los acompañaría a ayudar, pero más me motivó fue el final de llamada:
“Llega a Cartagena, ahí nos encontraremos es muy importante para mí que vengas.
La última vez que estuve por esos pueblos, fue combatiendo para la marina en contra de la guerrilla cuando Colombia vivía lo peor de la guerra. Fue cerca de Las Brisas en San Onofre Sucre donde decidí retirarme de la marina.
Y de alguna manera, hoy cierro un ciclo en mi vida y comienza uno nuevo. Llevaré una forma diferente de paz”.
Manolo, como suele hacer a menudo, hablaba desde el corazón en ese instante, entonces colgué y comencé a organizar el viaje. El contenido de esta entrevista a Manolo Betancur, fundador de Manolo´s Bakery en Charlotte, Carolina del Norte relata parte de lo que vivimos durante 3 días terminando el mes de febrero en un rincón de Colombia.

Mauricio: Cuando nos encontramos en Cartagena, conocí a Nathan, Scott y Will, los que serían nuestros compañeros de viaje. Un pastor, un Médico, un Financiero, un Panadero y un periodista contándome a mí, una mezcla diversa, ¿Cuéntame cómo se originó el viaje?
Manolo: El viaje se origina de un deseo que teníamos el pastor Nathan y yo desde hace muchos años, queríamos viajar a Colombia y hacer algo por nuestra gente. Ya habíamos estado en Polonia, en la Frontera con México y en las montañas de Carolina del Norte juntos y yo le contaba siempre de mi país. En un principio íbamos a ir al Darién, la frontera entre Colombia y Panamá donde los inmigrantes sufren mucho, por eso venía Will él médico y Scott, ambos con gran experiencia en Haití y otros países. El viaje allí se complicó, pero cuando nos dimos cuenta de la necesidad y de todo lo que se podía hacer por el pequeño pueblo de Las Brisas, Sucre. Entonces decidimos mejor hacer la misión humanitaria en este lugar.




¿Por qué tomaste la decisión de unirte a esta misión?
Manolo: Soy Colombiano y nunca paro de pensar en mi país, no dejó de pensar en mi gente. Siempre he querido hacer cosas por mis paisanos y cada vez quiero hacer más por Colombia. Era una gran oportunidad poder darle un giro a esta misión. Siempre en Estados Unidos me he sentido embajador de mi tierra, pero esta era la oportunidad de comenzar a hacer mucho más, y gracias a Dios lo hicimos. Muchas personas de la iglesia metodista y otros donantes deben estar contentos hoy, pues las donaciones se convirtieron en gran cantidad de medicinas que hacían falta en el puesto de Salud de Las Brisas.
¿Qué esperabas encontrar y al final qué encontraste en realidad?
Manolo: Esperaba encontrar siempre mi gente linda, mi gente alegre, la gente costeña. Y eso fue lo que encontré, pero lo que no esperaba encontrar, era tanta hambre, desnutrición y deshidratación. Tantas personas enfermas y tanta necesidad. Yo creí que solamente en las regiones más inhóspitas de Colombia teníamos esa realidad, pero nunca me imaginé que en Las Brisas, a 15 minutos de hermosas playas, en un pueblo tan cercano a San Onofre Sucre y sobre todo tan cerca a una ciudad turística como Cartagena pasara esto.

¿A nivel personal, para qué te sirvió este viaje?
Manolo: Este viaje sirvió para recordarme que tristemente en Colombia todavía hay mucho por hacer. Quería dejarles saber a la gente de Colombia que no están solos. Me sirvió para enviar un mensaje a la comunidad norteamericana, de que hay mucho por hacer para Colombia y que en nuestro país hay belleza, en medio de tantos problemas. Es un país lleno de gente buena. Mis compañeros de misión lo sintieron, ellos se dieron cuenta que todo el tiempo fueron bienvenidos, queridos, amados y respetados.Y a mi en lo particular me sirvió este viaje para reafirmar que tengo que hacer algo mucho más grande por Colombia. Aquí me nace la idea de crear una Pan para acabar la hambruna en Colombia y por qué no la hambruna del mundo.

Mauricio: Para el viaje empaqué una cámara, pero la verdad la use poco, pues gran parte del tiempo te ayudé en la traducción, pues al final fueron cerca de 150 pacientes o tal vez un poco más los que el médico Will atendió y tu y yo, interpretamos sus síntomas y Will con gran habilidad lograba entender la patología y recetaba. ¿Qué crees que representó esta misión – para cada una de las personas con las que interactuamos?
Manolo: Ellos nos compartieron sus pensamientos, cada persona a su manera, nos hicieron saber que se sentían amados y respetados. Lo que pudimos comprobar después de cada encuentro con el médico, los traductores y todas las personas de esta misión, es que se sintieron tratados con la dignidad que tienen como seres humanos. Se que sintieron que el grupo los trató con cariño. Les entregamos el alma. Dijeron que eso eran cosas que ellos no tenían muy a menudo allá y que se sentían olvidados.

¿Qué crees que representó esta misión médica y humanitaria para el pastor Nathan?
Manolo: Creo que para el pastor Nathan representó, un antes y un después en su relación con Colombia. Yo le había hablado mucho de mi país en las misiones que hemos compartido. Fue la oportunidad de acercarlo a la realidad de mi país y me dijo que es el único país en el mundo donde, en medio de tantos problemas, la gente le ha expresado tanto amor durante una misión.
¿Qué crees que significó para el Doctor Will?
Manolo: Él se enamoró de Colombia y su gente. Para Will, significa un reto. Solo el primer paso de muchos que daremos. La misión de Las Brisas, representa para él la posibilidad de hacer cosas más grandes para Colombia. Entonces él ya lo siente como algo personal, creo que Colombia le importa ahora, como si fuera su propio país.

¿Y para Scott nuestro otro compañero de Misión ?
Manolo: Que Colombia es un país donde él se puede estar seguro y es un país donde él puede volver y es un país el que tiene el secreto de su propia imagen porque él está bajo la preocupación de otras imágenes que tenía de nuestro país. Se que se sintió muy feliz de ayudar y seguir haciéndolo.

¿Qué significó para los Pastores de la iglesia metodista colombiana esta misión?
Manolo: Creo que los pastores fueron los que mayor significado le encontraron a esta misión médica y humanitaria. La separación que la iglesia metodista está teniendo aquí en Estados Unidos les ha afectado en Colombia, ellos han perdido mucha ayuda para mantenerse, y para mantener la iglesia abierta. Entonces al llegar nosotros y parte de la iglesia metodista ayudarles a ellos y decirles que no tiene porque salir afectados, les da la esperanza de poder seguir adelante y poder seguir manteniendo las puertas abiertas. Más que todo ayudando a la gente que está allá en esa comunidad. Si ellos no tuvieran la ayuda de esta iglesia estarían aguantando hambre o estarían con enfermedades mucho más delicadas de las que ya padecen.

¿Qué crees que representó para la comunidad?
Manolo: Esperanza, creo que mucha esperanza fue el significado más importante de esta misión para ellos. Fé definitivamente. Y sentirse que no están solos.
¿Y para tu familia en Colombia, fue importante apoyarte en una misión?
Manolo: Hablando de mi familia creo que es importante mencionarlos en esta entrevista, la familia es más cercana a mis hermanos en Rionegro y en Cartagena, mi sobrino y para Leidy mi esposa y su familia. Para todos ellos, significó ser parte de esto, Ser parte de la vida de Manolo, ser parte del día a día de lo hacemos ayudando al mundo y ayudando a la gente. Para mí significó algo muy grande también poder ver a mi familia comprometidos ayudando y haciendo. No me sentí tan solo, me sentí muy acompañado. Creo que que también fue inspiración para ellos poder darse cuenta que se puede hacer mucho, con poco.

Mauricio: Hagamos una especie de reflexión final en esta entrevista, ¿Qué cambió en tí durante este viaje y qué viene en el futuro?
Manolo: Mi reflexión es que nació un nuevo Manolo en mi después de la misión humanitaria en Las Brisas, Colombia. Te explico por qué:
Hay un Manolo colombiano que fue parte de la guerra, hay un Manolo colombiano que fue parte del conflicto como infante de marina. Ahora este es un nuevo Manolo que quiere ser parte de las soluciones pacíficas.
Es mi parte humana. Es un Manolo que quiere construir, uno más proactivo que quiere ayudar a sanar. Es un Manolo que siente dolor, me duele mucho la patria y mi gente. Estoy trabajando muy duro acá en Estados Unidos y también en Colombia, porque estamos en el principio de muchas soluciones.
Hoy digo vamos a hacer “El Pan de Oro o Pan de la Esperanza”, es un bonito nombre.
Un pan para poder convocar en una iniciativa a la mayor cantidad de gente posible, a las empresas que piensan más allá de la sostenibilidad, al funcionario público y a las clases más necesitadas en una solución cero hambre en nuestro país, si lo hacemos en Colombia, lo hacemos en el mundo.


Mauricio: Hubo un momento en que en carretera nos encontramos con miembros de la marina armados cuidándonos, ¿Qué sentiste?
Manolo: Al principio del viaje sentí miedo porque las sombras de la guerra estaban conmigo, el miedo de que iba a estar en una emboscada, miedo de llegar a un área con una mina, miedo de encontrar esas imágenes que dejé hace más de 20 años en esa misma área del país, en esa misma tierra. Cuando vi los los infantes de marina al borde de la carretera prestando seguridad en la zona, pensé y dije:
“Gloria a la Patria y a cada uno de los soldados que la defienden”, pero también me he dado cuenta de que necesitamos ser generadores de cambio, de iniciativas de paz.

Es cierto que el conflicto armado en Colombia seguirá mientras haya corrupción, desigualdad y pobreza. Pero eso no exime de hacer algo, de tener otros tipos de encuentros y alianzas para ayudar a la gente. Tenemos que crear cosas que no se han inventado si es necesario.
Me siento muy bien con el trabajo que hicimos apoyando al Doctor Will como traductores, porque si no hubiésemos aprendido inglés, simplemente no se habrían podido atender a más de 150 pacientes. Fuimos los conectores algo que siempre me han dicho que soy yo, un conector.
¿Finalmente qué te llevas de este viaje?
Manolo: Me llevo el amor hermano, me llevo el amor de la gente en Las Brisas, me quedo con los abrazos, con la paz y la esperanza. Me dieron muchas ganas de trabajar más por todo el cariño que recibí de toda esta gente y eso es lo que voy a dar.

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